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domingo, 12 de janeiro de 2014

Devaneos| consideraciones erráticas sobre orquídeas y otras cosas

Perdonadme los que se han apasionado por el color del año, pero ya no puedo oír hablar de la orquídea radiante (¡y todavía estamos en enero!). No es que el color no me guste, todo lo contrario, entre el verde esmeralda y un lila amoratado creo que siempre, desde que me acuerdo, preferí el último, pero no puedo comprender o adaptarme a la idea de un tono definido para un determinado año. ¿Quién lo define? ¿Para qué? E, sobre todo, ¿por qué? Soy una rara a quién le gusta comprender muy bien la razón (por más emocional y no racional que sea, a veces) de todo en lo que creo y sigo. En esta, yo no curso.

Asociar un color a una determinada causa creo, hasta el punto de vista de la comunicación, una cosa interesante. El rosa, contra el cáncer de mama; el verde, por el ambiente e incluso el negro, por el luto, tienen una finalidad o cultura subyacentes. Ahora, ¿por qué la necesidad de saturar un año, 365 días y millares de marcas y productos con una sola tendencia? ¿Y quién está por detrás de eso (Y no digan Pantone, que esa es solo la cara del movimiento)?

¿Hay que renovar nuestro armario porque el verde, Dios mío, no está de moda en 2014? No sé qué os pasa a vosotr@s, pero el mío es muy mantenido desde hace muchos años. Hay varios tonos que siempre me acompañan y otros, muchos, que son los que me gustan más, sin hacer caso a lo que se usa más. Notadamente, en verano es un arco iris con los colores que me hacen sentir alegre y bien. Con orquídeas, esmeraldas, azules, amarillos (¡tantos!), rojos, corales… bueno, ya podéis imaginar.

Nunca he sido una persona de modas y, en la ropa como en el maquillaje (o en todo lo que respecta a mi vida, os confieso), soy más de seguir lo que a mí me da placer que usar los tonos que ganan destaque sin que sepamos muy bien porqué (esto de las reuniones secretas para definir el tono me hace acordar una masonería rara, quizás de duendes que se esconden con un pote de oro debajo de un arco iris, para decidir en qué tira colorida van a poner el tesoro ese. Muy en serio, para mí, como podéis ver.) Si no está de moda tampoco será la desdicha de alguien.

Aparte todas estas cuestiones, el “tono de este año” tiene mi preferencia, la misma ahora que merecía cuando yo tenía unos 13 años y me identificaba con el personaje de Claire Danes en My so called life, con Doc Martens en los pies y un cajón lleno de tonos amoratados y lila. Lo van a ver por el blog, pero justo por eso. Lo voy a usar en 2014, como lo usaré en 2015 y en los que se seguirán, como me sigue encantando el azul de 2008, el turquesa 2005, el amarillo 2009 o el coral (si es que lo era) 2011.


Pero, lo que yo quería decir (y sirve lo que sirve) es que, como yo, no os dejéis ir por los tonos que otros han establecido como “tendencia” (solo el concepto ya daría para varios posts), sin hacer caso de qué os gusta. Nuestro estilo solo vale y es confortable en nuestra piel cuando es nuestro, de nadie más, por mucho que los demás intenten darle. Si os gusta el tono, muy bien, si no, no os preocupéis, no tenéis que ir corriendo a comprar más productos nuevos, ropa nueva, o incluso cambiar el color de las paredes de la habitación (J). El mundo tiene más belleza e es mucho más interesante con diversidad (de todo).

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